*…Soy parte de la plaga, de la peste inimaginable, "El Hombre", para cuya única cura es la extinción, escribo para fotografiar mi alma y no revelar mi identidad.
Plasmo mi vida, en cada letra, cada línea, cada frase, como dando gritos de dolor, cansado de este falso mundo, en espera de que la muerte me escuche y me conceda el deseo de la Vida Eterna.
Tengo el corazón desangrado y en agonía, el alma fracturada y desvencijada, los ojos lastimados y rotos, escurriendo sangre transparente, pálida.
Mis ganas de vivir se esfuman como tus cenizas arrastradas por el viento sobre la montaña, me has atado de por vida e inhabilitado para amar, pues solo se ama una vez y yo te elegí a ti por la eternidad, en el encuentro de nuestros labios.
Tu viaje sin regreso al Paraíso me ha convertido en el árbol de corazón podrido, seco de raíces y ramas.
Al sonido de mi último grito mortal, cerrare mis ojos para poner fin al dolor, la espera y la agonía.
Exigiré a Dios la oportunidad de cobrarnos la revancha, para concluir lo inconcluso, continuar lo pausado, quizás en otros mundos, en otras formas, en otras vidas, en otras muertes…*
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